Capitulo 8: Tenebrosa Tempestad


               



 -Me…Melisa?- Aquella voz, aquella grave y varonil voz que simplemente me hacia recordar el pasado, me era tan familiar pero a la vez tan distante de mi, sentía como si lo conociera, sin embargo, las voces en mi cabeza no permitían que la reconociera. Si lo que predijo Beera era correcto, aquella persona seria alguien bueno, que me traería felicidad el verlo, o eso supuse.

Lentamente gire mi cabeza para ver a la persona que poseía aquella voz tan peculiar y familiar. El viento empezó a golpear mas fuerte de lo normal mi rostro, una tormenta se aproximaba, lo que hacia que pareciese que el destino no quería que fuese a visitrar la tumba de mi madre. Escalofríos, miedo, angustia, impotencia, terror. Es lo único que sentí al ver la cara de aquel hombre que estoy segura, nunca traería ni algo bueno y mucho menos felicidad.

                -Creí que nunca te encontraría, Melissa, eres una chiquilla difícil de encontrar, ¿Lo sabías?- Dijo aquel hombre, no sabia si escupirle o simplemente golpearlo. Asco, era lo único que aquella voz me debió producir en un principio. Aquel hombre no era otro que el hermano de mi amadísimo padre, Robert. Aquel sucio hombre que lo único que hizo en toda mi vida fue robarle dinero a mis padres y venir de visita borracho hasta perder la conciencia y a pesar de todo, mi padre lo adoraba más que a su amado barco, incluso más que a mis hermanos.

                -Robert, ¿que haces tu aquí?- Pregunto Fred al ver mi impotencia de hablarle a ese hombre. Frederick lo había conocía de toda la vida, pues habían sido viejos amigos, sin embargo, al darse cuenta Robert de que él era empleado de mi padre le tomo ira y nunca mas le volvió a hablar.

                -La cosa no es contigo, Frederick, estoy hablando con mi amada y hermosa sobrina Melissa, claro esta, si deja esa idiotez de quedarse siempre muda cuando me ve-

                -No es idiotez,  es asco, porque de verdad me genera repugnancia el simple hecho de mirarte, y sin mentir, el hablarte me dan ganas de vomitar- Él siempre supo que lo despreciaba, de igual manera, él siempre me desprecio a mi, quizá porque era la que mi padre mas odiaba y por ende el también lo hacia, en fin, nunca me puso a analizar a fondo el porque esa bestia me veía como basura y nunca me importo, porque para mi, el era peor que la basura.

                -Bueno, pero relájate sobrinita- Dijo con un tono de ternura y arañándome los cachetes, que lo único que me hacia pensar era que en aquel hombre no había ni una gota de amor. –Vine por algo mas “importante” que solo hablar. Mi hermano te quiere, y te quiere muerta- Mi padre, era la primera vez que me lo mencionaban en los días que estuvo desaparecido. Y el hecho de que me quisiera muerta no era nada nuevo, desde pequeña tuve miedo que se apareciera en mi cuarto por la noche y me atacara, y de verdad, no me extrañaba.

                -Valla novedad, y entonces ¿se supone que tu me mataras? –Dije en tono sarcástico y con una risita burlona. Esos últimos días me habían dado fortaleza, el hecho de enfrentarme con tantos tipos raros en menos de una semana, me había enseñado que no debo titubiar ni a la mas minima amenza de muerte, porque simplemente esto era un juego, y en este juego la cosa era matar o morir, y no pensaba morir tan fácil.

                -No querida ilusa, no tendras la dicha de que estas hermosas manos- Llenas de mugre y basura- te arranquen lo único que te queda, ese pequeño aliento de vida que se esta conviertiendo en una molestia para mi hermano y por ende para todos nosotros- Dijo aumentando cada vez mas el tono de voz y exasperándose a medida que lo decía; como si fuera por obra de su voz, la lluvia empezó a golpear el suelo de una manera agresiva y poco común.  –Valla, llego la tormenta mas pronto de lo que esperabas ¿No lo crees?  Pero bueno, ya cumpli con el deber que me fue encargado, cuidate Melissa, las gotas pueden ser muy peligrosas- Y dicho esto, desapareció en medio de la tormenta.

Por un momento, cerre los ojos, a pesar de que mi sangre hervía de ira, mi mente no lo hacia, pero por algún extraño motivo, ya no escuchaba esas voces infernales de las almas que robe, y pensándolo a fondo, sucedió desde que vi a mi tio, ¿Las habrá calmado la ira? No lo creo, lo único que las calmaba fueron las risas de Beera.

                -Fred, las voces ya no est…- Desaparecio, no estaba en ningún lugar de aquella misteriosa tormenta que no permitia ver nada mas que las gotas que caian a mi alrededor. Tenia miedo, estaba sola y a pesar de que no estaba indefensa, asi me sentía. Las lagrimas comenzaron a brotar, no sabia que hacer, que camino tomar, hacia donde ir.

 Me di cuenta en ese instante que estaba sumergida en la oscuridad, en la soledad y la desesperación. Entendi que desde el momento que supe de mi poder mi vida se lleno de oscuridad y dolor, de odio y venganza; porque a pesar de que mi madre y mi hermano me amaban, entendía que todo era una farsa, que nunca seria lo suficientemente buena para que me quisieran sin necesidad de un poder o porque les cambie el alma. Deseaba que mis hermanos se murieran y mi padre pudiera ver lo buena hija que podía ser si me diera la oportunidad, pero nunca me la dio y por eso él merecía morir mas que todos los demás. Entre en razón en ese momento de que me había convertido en alguien mas, que no era la dulce niña que siempre intentaba hacer las cosas bien para que la reconocieran, sino que era la malvada chica que intentaba a toda costa matar a su padre. –Eso es- pensé. Cai en cuenta de algo que no había entendido ­y que era demasiado obvio –Mi padre, él es el que mando a matarme con aquel chico Ryan y con James, mi padre es un vadászok, por eso siempre me odio y me quiere matar, porque no estoy de su parte- Las lagrimas corrían mas rápidamente por mi cara, el dolor de pensar que me odiaba porque no era de su bando era demasiado, deseaba verlo cara a cara y decirle que por favor me quisiera, que me amara como a mis hermanos, era lo único que quería en ese momento.

Alce la vista, en ese momento no me importo la lluvia ni el hecho de que no pudiera ver por donde ir, segui el camino que mi tio había tomado y comencé a caminar, si, sabía que era lo que iba a hacer, lo sabia. 
Al llegar a cierto punto, la lluvia de disperso y comencé a ver el paisaje con facilidad; a pesar de la lluvia, los arboles y las flores que habían alrededor eran tan hermosos , que me sentía tranquila y relajada. Poco a poco empece a desifrar donde me encontraba, no era muy lejos de donde estaba cuando empezó a llover… llover, lo recordaba, aquel hecho que hizo que pensara de una manera diferente, y que me hizo ver cosas que no había visto antes. Sabia a donde me debía dirigir y que era lo que iba a hacer, asi que gire mi cuerpo y comencé a correr para llegar lo mas pronto posible a mi destino.

En el trayecto pensé sobre toda mi vida, el maltrato que recibí de mi padre y hermano, de la familia por parte de mi padre; de aquellos momentos de ira que hicieron que quisiera que la tierra me tragase; de esos días en que no me provocaba ni la mas minima euforia los comentarios joviales de mi madre; las veces en que sin querer, descargue toda mi ira en mis compañeros de clase  y por eso todos se alejaban de mi. Todos esos momentos me hicieron la persona que soy o por lo menos que era; mi mente estaba confundida, pero a pesar de todo sabia lo que debía hacer y sabia que no me arrepentiría de ello. Sentia lastima de las personas que tuvieron que soportarme, pero sabia que lo hacían porque me querían. Sentia enojo conmigo misma al hacerme la sorda con los comentarios que hacían Aarón y Christopher, deseaba verlos una vez mas y decirles que fueron de gran apoyo en mi vida pero que lastimosamente ninguno de los dos hacia parte de mi corazón de la manera que sabia que ellos querían. Corrí y corrí pensando en que las cosas que nunca hice, serian imposibles de hacer ahora, no porque todo fuera a acabar, no, sino porque ya era muy tarde para las segundas oportunidades.

Mi destino, aquella casa vieja y de madera que me pareció tan hogareña. Me acerque a la puerta y la toque tres veces. Cuando por fin alguien salió

                -Hola, Max- Dije con una gran sonrisa en la cara, el sol había vuelto a salir y había llegado al lugar donde todo daría inicio.
               
                -Oh, eres tú, ¿Qué pasa?- Dijo de una manera fría y completamente distraída, como si no le importara el hecho de que estuviera hay, su mirada fija en el marco de la pared y su cabello alborotado como siempre.
                -Maximiliano, necesito un favor tuyo- Dije ya sin sonrisa alguna, estaba seria y asi permacería hasta que mi deseo fuera cumplido.

                -¿Qué quieres ahora?- Fijo sus ojos en mi, esos profundos ojos que una vez me salvaron y que me hechizaron. Su cara era de preocupación, y supongo que sabia y entendía lo que quería.

                -Llevame con James- 

Capitulo 7: Demonios De Las Tinieblas



El terror empezó a invadir mi cuerpo. No quería que le hicieran daño a Frederick, pero la única manera de hacerlo era traicionando mi raza. Aun no sabía muy bien porque los Vadazsoks lo querían tanto, pero no debía ser para nada bueno.

            -Entonces, nos lo vas a dar o debemos alentarte un poco- Dijo James mientras se acercaba a Frederick y le apuntaba con una navaja al corazón.

            -Pues te la daría, pero no me gusta regalarle cosas a los extraños- Dije para ganar algo de tiempo para pensar. No tenida ni idea de que hacer. La adrenalina empezó a invadir cada partícula de mi cuerpo, y junto con eso todo lo demás: visión, escucha, movimiento.

            -No somos ningunos extraños ¿O si chicos?- Dijo mientras estiraba sus manos a los lados y miraba los demás señores a su alrededor –Es más, tú conoces ya a mi hijo Ryan ¿O me equivoco?- Me dirigió nuevamente su mordaz mirada y llamo con su mano a un joven que estaba escondido entre los demás. –Debes disculpar sus malos modales, es un joven, ya sabes, sus hormonas se alborotan de vez en cuando. Pero tanto él como yo queremos el brazal. Por favor ¿nos lo quieres dar?- Ahora si no sabía qué hacer. Vi acercar a Ryan, no sabía si era por mi poder pero veía que caminaba lentamente, como si tuviese pena de que lo viera.

            -Chica, de verdad lo siento mucho, pero por favor, no nos digas que no fue un buen teatro, con lo de Max y todo estuvo entretenido ¿No te parece?- Era una cosa de familia el preguntar siempre ¿No te parece? ¿Me equivoco? No pretendía ni corregirlos ni alentarlos. Lo único que quería era salir de allí corriendo, pero tenía 2 grandes desventajas: aun no dominaba mi poder de correr y James sí, y según lo que me contaba Frederick, era muy bueno.

            -Señor, si me permite, ya sé quiénes son ustedes, ya se su historia y sé que no quiere mi brazal para pintar flores alrededor de él. Me importa poco lo que quieran hacerme a mí y a Frederick. Pero si quiero saber algo que no me encaja mucho en lo que me han contado- Ganaba tiempo, los distraía un poco, me distraía un poco. Sabía que lo que les estaba diciendo les había molestado porque inmediatamente abrí la boca la cara de James volvió a su “estado natural” ojos irritados, arrugas entre ojo y ojo, etc. -¿Por qué deben odiar a todo el mundo y hacerles daño?- No era una tan mala idea, podría saber un poco más de ellos y pensar en cómo arrebatarle el cuchillo al joven que sostenía a Frederick y salir corriendo.

            -Porque es nuestra esencia. Cada uno nacemos con una esencia y la nuestra es el mal, es odiar todo y a todos- Impactante respuesta, pero ¿Quién decide quién eres? ¿Es algo con lo que nacemos o simplemente algo que decidimos?

            -Pero ¿Por qué matar?- Ya había encontrado una solución. Si los cazadores pudiesen transmitirse ideas con la mirada, Frederick me transmitió una, porque inmediatamente lo vi se me ocurrió...

-Matar ejercita nuestro odio, nuestra naturaleza maligna, es una necesidad, no es algo que planeemos simplemente es como un impulso. ¿Alguna vez has sentido esa pequeña voz en tu cabeza que te dice que hacer? Nuestra voz somos nosotros mismos, si uno dice hagámoslo todos lo hacemos por impulso así queramos o no- Cazaban en manada. Era increíble todo lo que aprendía de ellos. Necesitaba otra pregunta, otra cosa para llevar a cabo mi plan.

-¿Y no les da miedo del infierno, de la eternidad que puedan pasar allí?- Mire a cada uno de los acompañantes de James, mire sus manos, tobillos, cabezas, cuellos, espaldas, orejas. El plan iba perfecto, solo 3 de ellos llevaban visible un “arma de protección”: James, y 2 jóvenes junto a Ryan. Se me hacía extraño que él no llevara ninguna, supongo que era porque aún no había desarrollado sus poderes.

-Niña, dejemos ya la conversación, queremos el brazalete y lo queremos ahora, así tu no quieras ¿Entiendes?- Me acerque lentamente a Frederick que aún estaba aprisionado entre el señor y la daga. –Mocosa ignorante, te estoy hablando, deja de ser una idiota y entréganos el brazal para que nos vayamos ¿ok?- Ya no podía ser cautelosa, debía ser ágil y rápida en mis movimientos. Inmediatamente estuve al lado de Frederick tome su brazo y lo aprisione con el mío. Necesitaba enseñarle mi plan, quería que me apoyara y me ayudara a realizarlo.

-Si te escuche, pero quien puede pensar cuando hay un enorme pelmazo gritándole estupideces, y para que quede claro eres tu- No sabía que más decir, me molestaba que me gritaran,  pero más aún que no me dejaran pensar con calma las cosas, no trabajaba bien bajo presión, nunca lo había hecho pero debía aprender a hacerlo.

            -No lo hagas- Escuche una susurro en mi cabeza, no era de Frederick, pero era escalofriante -No lo hagas- Nuevamente aquel susurro. Tenía miedo de que fuera alguno de los pemburu, pero sabía que no, era más una voz femenina, escondida entre la oscuridad tratando de salvar lo poco que me quedaba de vida -No lo hagas- Dijo más lento y más duro, no era la voz de ninguna conocida pero definitivamente era de una mujer.
            -Sí, lo hare, es mi única salida, lo hare- Pensé, no sabía si era una alucinación o simplemente la voz de mi conciencia pero quería responderle, quería que supiera que no me iba a detener, tenía que hacerlo para poder salir de allí, viva o muerta, pero salir. Sin embargo había algo que no entendía muy bien, por qué no escuchaba a Frederick, no daba rastros de vida, no podía leer su pensamiento ni su alma, sus ojos estaban cerrados y estaba pálido. –Lo van a matar, por favor, ¡suéltenlo!- Les dije mientras le tocaba la cara a mi amigo, estaba tan frio y áspero, no sabía si era porque estaba muerto o porque era así.

            -En tanto nos des tu brazal- No sabía qué hacer, Frederick podía salir gravemente herido si no se enteraba de lo que planeaba a hacer, pero si no me daba respuesta, mi única solución sería entregar el brazal.

            -¡Alto!- Un grito del inframundo estremeció cada parte de mi cuerpo. Era la misma mujer que hace unos instantes me susurraba que no luchara contra ellos y ahora me decía que no entregara el brazal. Lo hizo en el momento justo, porque ya me había sacado parte de la joya de mi brazo. –Lucha, él estará contigo, no morirán, él estará contigo, no morirán-  Nuevamente aquellos susurros escalofriantes. Un fuerte viento helado nos penetro a todos, venia del sur, era hermoso ver como arrastraba las hojas, las elevaba y las volvía a bajar con delicadeza, las azotaba con los arboles con tanta velocidad que se escuchaba el crujir de sus partes. Me intrigaba saber quién era la persona dueña de esa voz; quería saber cómo sabía que pasaría si me arriesgaba a luchar contra ellos. Era algo extraño, pero nada en mi vida era ya normal.
Cerré los ojos por un segundo, tome aire y me sentí libre, como si pudiera volar, sentí como el viento guiaba las hojas y a cada mechón de mi cabello. Sentí como el viento azotaba levemente mi cuerpo haciéndolo balancear. Sentí el aroma de jazmín en el aire. Sentí cada parte de mi cuerpo estremecerse con el retumbar de los árboles, con el sonido de los grillos, con el caminar de las hormigas. Ya estaba preparada, debía despertar mis sentidos y florecer mis habilidades. Era ahora o nunca, era vivir o morir, era luchar o rendirse. El viento se calmó, no lucho ni a favor ni en contra. Todo estaba pacifico.

            -Fred, los distraeré, tu solo corre, aléjate- Dije para mis adentros. Mi intención era que él escuchara y pudiera saber qué hacer. Estaba nerviosa, trate de calmarme pero no podía. El sol de la mañana apuntaba directamente a mis ojos. Estábamos a plena vista. Volví a dar un vistazo rápido a todos los hombres que había cerca, ¿Por cuál empezar? Supuse que debía comenzar por el que estuviese más alejado, pero no sabía cómo llegar a él. Solté la mano de Frederick y camine lentamente hacia el costado opuesto de donde estaba. Todos se me quedaban mirando intrigados, sin embargo uno de ellos no tardo y con su navaja me hizo una cortada horizontal en la mano derecha.
           
            -¡Hey! ¿Qué te pasa? No te he hecho nada malo, ¿Por qué me cortaste?- Inmediatamente dije eso lleve mi mano sana a la otra y me apreté fuertemente la cortada.

            -Un paso más y la próxima no será para ti sino para tu amigo- Dijo mientras pasaba su índice derecho alrededor de su cuello. Era una estúpida, claro que ellos no me permitirían coger mi arco, con él me volvería una amenaza.

            -Papá, por favor, terminemos esto rápido, ya estoy cansado y quiero dormir- Escuche que le decía Ryan a su padre. ¿Tan débil me veía que preferían dormir que luchar conmigo? Pues no debía permitirlo, debía atacar, pero debía hacerlo velozmente para tomar el arco en cuestión de segundos.

            -Te ayudare- Susurro nuevamente aquella voz. En ese momento la única ayuda que me podían brindar era sacarme de allí con vida y sin un rasguño pero una voz no podría contra 9 y ya me habían hecho uno.

            -Bueno Melissa, ¿quieres darnos el brazal rápido para irnos de…?-Quedaron inmóviles. No se escuchaba ni su respiración, ni el latido de sus corazones, no se escuchaba ni el caminar de las hormigas. No me importaba en ese momento darle una explicación a aquel suceso, debía aprovechar y tomar el arco y las flechas. Me escabullí por entre los hombres hechos estatuas. Al llegar al estuche, tome el arco y me puse el carcaj al hombro. Cuando iba acomodando una de las flechas para disparar todo comenzó con su ritmo normal, ni la visión  lenta se hacía presente en ese instante.

            -Estúpida, le acabas de dar sentencia de muerte a tu amigo- Mientras decía James eso, le hacía señas al sujeto que tenía amenazado a Frederick. No sabía qué hacer, no lo quería matar pero no quería que mataran a mi amigo. –No pienses, actúa- Me dije a mi misma, trataba de hacerme tirar la flecha, pero no era capaz. –Eres una inútil, no sirves para nada, nunca lograras ser alguien, eres un estorbo para todo el mundo, eres una escoria, una basura- Recordar aquellas palabras que me decía mi padre me hacían quererlo traspasar. No era una persona violenta, es más me consideraba pacifista, pero en esos momentos lo único que quería era traspasar con una flecha el corazón de mi padre. Lastimosamente en ese momento me debía conformar con unos bastardos ladrones.

            -No los mates- No entendía muy bien a la voz, que quería, ¿que los dejara libres para que mataran a Frederick? Debía actuar rápido, así que apunte al hombre que estaba a punto de degollar a Fred y le dispare en el pie. En ese momento no veía todo en cámara lenta, lo único que veía de esta manera era como la flecha se introducía brutalmente en la pierna del sujeto, e inmediatamente suelta a Frederick y se tira al suelo. Lo único que veía era sangre. La culpa no me debía embargar ahora, debía actuar rápido para que no me mataran a mí. Los nervios y la adrenalina se me subieron y el corazón empezó a latir tan rápidamente que no pensaba en mis acciones. Tan rápido como pude tome otra flecha, la apunte y la lance, tome otra e igual la lance y otra y otra, hasta que no encontré más y empecé a sostenerme la mano y a apretarla fuertemente al pecho de los 4 hombres que aún quedaban en pie. Cuando volví en sí, se me calmaron los nervios y me bajo la adrenalina todo me empezó a dar vueltas, veía mucha sangre, hombres tirados en el suelo. La verdad no recordaba mucho de lo que había ocurrido, solo que empecé a disparar y a robar almas indiscriminadamente, ni siquiera me fije a quien. Escuchaba gritos mefistofélicos en mi cabeza. Era horrible, no deseaba escuchar más. Quería tomar a Frederick pero me percaté de que no estaba por ninguna parte



            -¿Dónde está maldito bastardo? ¿Qué has hecho con él?- Le grite a James que llevaba una flecha clavada en su pierna izquierda. Estaba angustiada y tenía miedo de que alguno se levantase y me apuñalase en la espalda. Pero lo que más me tenía sofocada eran las voces de las personas a las que le había robado el alma, no hacían sino suplicar por sus vidas.

            -Nosotros no le hemos hecho nada, mientras tú te encarnizabas lastimándonos tan perfectamente, tu amigo desapareció, ni yo ni mis hombres tenemos que ver en eso- Dijo mientras se intentaba sacar la flecha. No sabía qué hacer, no sabía si mentía o decía la verdad, pero lo único que quería era saber dónde se encontraba Frederick.

            -Corre al norte, hazlo rápido, corres peligro- La voz tenía mucha razón, era solo cuestión de tiempo para que uno de ellos decidiera atacarme, así que puse mi arco en mi espalda y empecé a correr. Me dolía la cabeza y no era para menos, tenía 4 voces gritándome como si no hubiese un mañana.
Pase por la casa de Christopher, pase por la casa de Max, pase por el instituto, pase por la casa de Aarón y no sabía si correr más o parar, así que decidí parar. Estaba cansada de tanto correr, me faltaba aire y no sabía dónde encontrar a Frederick. Empecé a toser y a tratar de recuperar el aire.

            -¿Melissa?- Escuche la voz de Frederick, no sabía si era una ilusión o era que de verdad estaba cerca. –Estoy… estoy acá- Dijo como si le doliera mucho algo. La voz salía de mi costado izquierdo, pero hay solo se encontraba una vieja casa y una banca muy dañada.

            -¿Dónde estás?- Dije mirando hacia todos los lados. No veía ni rastros de sangre ni veía a Frederick.

            -Detrás de la banca- Corrí a ver cómo se encontraba. Estaba tirado en el suelo, sin sangre, pero se le veía muy golpeado.

            -Frederick por Dios, ¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras? ¿Te han hecho algo?- Dije mientras lo tomaba y lo abrazaba. Lo que había hecho, en un principio no era por mí, sino por salvar a Frederick, luego se convirtió en un deseo insaciable de venganza.
           
            -Estoy bien, me duele un poco el corazón pero estoy bien. No me hirieron, mas sin embargo me sacaron de mi cuerpo. Es decir, sacaron mi alma de mi cuerpo. Y antes de que me lo preguntes, sí, eso es posible aun teniendo el arma de protección, porque no es que te roben el alma, simplemente mientras te oprimen un lugar específico cercano a tus costillas te sacan el alma de tu cuerpo, si lo sueltan regresas a el cuerpo. Pero bueno no es lo importante ahora, lo importante es que me ayudes a sentar- Me dijo mientras con su mano derecha rodeaba mi cintura para que lo ayudara. Lo senté y me pare enfrente de él.

            -Frederick, como fue que llegaste aquí, me tenías muy preocupada, creí que te habían secuestrado o matado, de verdad me tenías muy intranquila. ¿Cómo llegaste aquí?- Le dije mientras me arrodillaba al frente suyo y me daba palmaditas en la frente para intentar callar aquel estruendoso bullicio.

            -Es algo incierto incluso para mí, cuando desperté, me encontraba tendido aquí, con un fuerte dolor de cabeza y con un frio exorbitante –Dijo mientras cerraba los ojos, como tratando de recordar que era lo que había ocurrido.

            -Frederick, ayúdame por favor. Cuando tú estabas inconsciente yo por impulso… les robe las almas a… a algunos de los que allí estaban y ya no me los puedo sacar de la cabeza, por favor dime que hacer- Le dije mientras posaba mis manos alrededor de mi cuello. Misteriosamente me dolía más el cuello que la cabeza.

            -Bueno, mi querida salvavidas, eso estará un poco difícil, porque necesitas tocar el cuerpo de cada uno para devolverle el alma, por el contrario es muy difícil. Solo los más grandes cazadores lo logran, incluso yo todavía no lo controlo muy bien- Eso sería un problema, porque posiblemente los pemburu se hubieren llevado sus cuerpos del lugar para que nadie sospechase nada. Pero lo que realmente me preocupaba ahora no eran aquellas fúnebres voces, si no la extraña voz que escuchaba en el momento de luchar contra mis atacantes.
           
            -Fred, ¿has escuchado alguna vez una voz dentro de tu cabeza, que te guía?- Estornude. No tenía gripa, pero el frio provocaba esa reacción en mí cuando me daba de golpe, después de estar con mucho calor. Supongo que a muchas personas les puede pasar lo mismo, pero me molestaba.

            -Si me lo preguntas por la voz que escuchabas, no, nunca la he escuchado y también se me hace extraño, aunque… puede ser… no, no me hagas caso- Me molestaba que no terminasen sus ideas y me dejaran con la duda.

            -¿Qué ibas a decir?- Le dije mientras me paraba y me sentaba a su lado, el suelo estaba muy frio y no me agradaba sentir como aquel frio penetraba por cada uno de mis huesos haciéndolos sentir como si se estuviesen congelando, como si se fuesen a romper en cualquier instante.

            -Nada, era una idea sin fundamentos, y  no me gusta mencionar nada si no tengo bases firmes para hacerlo- De repente el frio se volvió más fuerte, tanto que retumbaba en mis oídos, pero no se escuchaba como la brisa normal, sino como si aquel viento se estuviese riendo, una risa inocente e infantil.

            -¿Escuchas eso?- Le pregunte a Frederick, que al parecer también había escuchado tan afable risa y estaba observando de dónde provenía.

            -Sí, escuche esa encantadora risa, la mujer poseedora de aquel regalo celestial debe ser una mujer demasiado hermosa ¿No lo crees?- No lo había pensado, pero si asemejaba esa risa con la voz que había escuchado, eran las mismas.

            -Tienes razón, debe ser hermosa. Desearía poder verla o por lo menos poder escucharla un poco más- En realidad deseaba con todo el corazón conocer a tan hermosa mujer. Su risa tan inocente, provocada no otra cosa que reír con ella.

            -Aquí estoy- Se escuchó como aquella oración floto por el aire y nos susurraba al oído. Era hermoso ese sentimiento de cercanía que teníamos con esa voz.

            -Eso es- Dijo Frederick mientras abría los ojos, como si se hubiese dado cuenta de algo. –Ya sé que es- Dijo mientras me miraba con una gran sonrisa y con brillo en sus ojos. –Es un...-

            -Soy un oráculo- Dijo aquella voz fuerte y claro, interrumpiendo a Frederick. Segundos después de aquella revelación un fuerte viento se hizo presente en el lugar, nos envolvió a ambos y nos hizo estremecer. Aquella voz que decía ser un oráculo empezó a reírse, no era una risa burlona, era una risa, como antes, infantil e inocente.

            -Frederick ¿Qué se supone que es un oráculo?- Le pregunté con un tono un poco espantada, pues aunque no me producía miedo, me producía una sensación de asombro.

            -Saber deberías, que un oráculo soy yo- Quede estupefacta, mientras ella pronunciaba eso, un viento muy fuerte hizo presencia en aquel lugar. Nuevamente el asombro me embargo al ver como aquel viento en un remolino se hacía a la figura de una hermosa mujer. Era de una tez blanca, sus cejas finamente pulidas en forma de arco, sus ojos eran de un hermoso verde claro, y cerca de su pupila había un hermoso arco color naranja, su nariz era pulida al igual que su cara, sus labios de un hermoso color rosa y una sonrisa que encantaba al que la viese. El color de su cabello no se definía bien, ya que gran parte de su cuerpo aún era aire.

            -Frederick, no estoy demente ¿Cierto?- Dije con cierto tono de asombro, puesto que la escena anterior aún no había sido muy entendible para mí.
           
            -No lo estás, de ser así ya seriamos dos- Dijo Frederick mientras observaba como aquella hermosa dama terminaba de mostrar su esplendor.

            -Perdonen mis modales, no me he presentado aún- Pronuncio aquella jovial mujer con dulces palabras mezcladas con una risa pura, se sentía como pronunciaba cada frase susurrando junto al viento. Era encantador ver como del viento, poco a poco, relucía la imagen de una hermosa mujer, en nada parecido a lo que siempre he visto. –Mi nombre es Beera- Era un hermoso nombre y aunque sin ser mi intensión leí que Frederick pensaba lo mismo.

            -Mi nombre es…-

            -Melissa, lo sé ya, eres una afable joven muy educada y cordial, aunque claro está con varias cosas que mejorar, tu misantropía por ejemplo- Dijo aquella mujer, ya por completo encarnada en humana, con una sonrisa sin igual, con un cabello perfectamente liso y su color era canela.

            -Un oráculo, antiguamente eran considerados como profetas o hechiceros, por sus tan acertadas predicciones, sin embargo luego de unos siglos dejaron de existir para muchas personas, dada su poca confiabilidad- Dijo Frederick mientras Beera no dejaba de sonreír.

            -Tu compañero mucha razón tiene, solo que la historia completa no ha contado: Hace miles de años, cuando los romanos pidieron a los “brujos” de aquella época sus poderes y se les fueron dados, según el cristianismo, negado les fue el derecho de ser hijos de Dios, y a este derecho perder, ángeles guardianes perdieron también. Mas sin embargo, el todo poderoso no quería dejarlos desprotegidos y nos dio como un “suplanto” de los ángeles. Pero, a todos no les fue dado tan grande regalo, solo a los pocos que lo necesiten- Mientras ella hablaba, las voces en mi cabeza se fueron tranquilizando más, como si su voz fuese para ellos una canción de cuna.

            - Pero no entiendo muy bien ¿Cómo que solo a algunos se les dio? ¿No sería algo injusto?- Dije un poco enojada, claro era que la vida no era muy justa, pero había que ayudar para que lo fuera más.

            -Todos buenos no son, y eso lo debes tener en claro, solo algunos oráculos, se revelaron y se convirtieron en los guardianes de personas que poco lo merecían, ¿alguna vez has escuchado la historia de los ángeles? Es muy similar, aunque se revelan muchos, por él sencillo hecho de no tener que servir a persona alguna el resto de sus vidas. De esto un ejemplo: mi hermano. No es que me vanaglorie de ello, pero para la muestra un botón: nacemos de una manera diferente a ustedes, no tenemos lazos de sangre como ustedes, más aun sin embargo, poseemos lazos de espíritu, un mismo espíritu, en este caso nuestra madre, nos sacan de pequeños trozos de ella, claro está, después de muerta; de allí proceden nuestro lazos familiares, ahora, lo que te venia contando, mi hermano, aunque compartimos mismo espíritu, decidió que la vida no era solo servir, también era divertirse y bueno, ahora esta, , haciendo de las suyas- Mientras decía esto, se veía como su silueta se desvanecía poco a poco, hasta que no quedo nada mas de ella, aun sin embargo se seguía escuchando su risa pura e inocua. No obstante, esta grata risa, no acallaba aquellos hombres que aún permanecían en mi cabeza sin darme ni darse paz alguna

            -Aun no entiendo, ¿es decir que tú eres mi oráculo? Pero, ¿qué hace un oráculo?- Dije mientras contemplaba como la silueta de Beera aparecía rápidamente junto a Frederick, como tratando de observar que era lo que le ocurría.

            -Correcto es, tu oráculo soy, y creo que por ahí debí empezar. Un oráculo, poder tiene de ver el pasado y el futuro. Privilegio tenemos de ayudar a la gente, en situaciones de riesgo. Notar haz debido, que no soy como tú, soy aire, en muchos lugares estoy y en ninguno a la vez, pocos tienen el honor de verme, como tú- Poco entendía de los oráculos, sin embargo, tenía mucho tiempo para tratar de entenderlo.

            -Oye, aunque puede sonar un poco atrevido, teniendo en cuenta que recién nos conocimos y que no hemos entrado en confianza, me querrías decir, ¿Por cuánto tiempo tendré a estos insufribles señores hablando en mi cabeza?- Le dije con cierto tono de cólera, puesto que no era de mi agrado tener a varias almas en mi mente gritándome cosas.

            -He dicho ya, que una ayuda soy, decirte no puedo lo que ocurrirá en unos minutos, sin embargo te aviso, que será algo muy bueno- Dicho esto, su silueta se fue desvaneciendo con el viento, sin escucharse ya ni su voz ni su risa.

            -Frederick, definitivamente ha sido este uno de los días más extraños de mi vida, mucho más raro que la vez que descubrí mis poderes. No puedo creer, Beera me recuerda tanto a mi madre, que cuando me pongo a reparar, son las mismas- Dije, mientras me caían lágrimas. Era la primera vez, en aquellos 4 tristes días alejada de ella, que sentía que no se había ido y que aún estaba conmigo.

            -Seguramente es porque su gran bondad se asemeja a la de nuestra nueva acompañante Beera. Pero no es nada extraño, a mí también se me hacen semejantes- Dijo Frederick mientras se paraba de la banca, mucho mejor de como lo había visto antes.

            -¿Qué crees que sucederá en unos minutos?- Dije algo extrañada por aquel comentario. No era muy común que un oráculo se te apareciese y te dijese que algo bueno te pasara en unos instantes.

            -No tengo ni la más remota idea, aunque puede que nada, no confió mucho en los oráculos, por algo dejaron de existir para millones de personas- Dijo Fred en un tono bastante altivo.

            -¿Me… Melissa?- Dijo una voz detrás de mi. Me era bastante familiar, sin embargo tenía tantas voces en mi cabeza que no podía asemejarla.

PD: 
Siento mucho, de verdad de todo corazon no haber publicado antes, he tenido bastantes problemas con el tema de la publicacion. Espero que les guste. 
!Hola chic@s¡


¿Como han estado? Espero que muy bien...
Bueno, yo ultimamente he estado un poco alejada del mundo blogger, y he dejado de publicar y de responder a sus mensajes. Con respecto a esto les pido disculpas, he estado un poco distraida en los estudios. Pero les aseguro que dentro de unos dias habra nuevo capitulo.


Bueno pasando de noticias, creo que tengo una muy agradable. Un amigo mio, creo un blog, una nueva historia, que estoy segura que les va a encantar tanto como me encanto a mi. Su blog es A traves de mis recuerdos, aqui les dejo la sinopsis:




Trata de Timothy Un Joven De 15 años Que Comienza Un año mas De Estudio Con Su Mejor Amigo Zac Y Clark Otro Amigo, Conocen Nuevas Personas Entre Ellas Su Mejor Amiga De infancia (Gwen) Pero No lo Recordaba Y No Es Hasta El Tercer Dia de escuela Que Conoce Al "Amor De Su Vida" (Denna) Y Hace Todo Lo Posible Por Estar Con Ella, Cuando FinalMente Lo Logra. A Las 2 Semanas De Relacion Hay Una Discusion Entre Ellos Y Salen Muy Tarde De La Noche Discutiendo Por Toda La Calle Y Hay Se Forma Un Gran Tiroteo, En El Que Por Desgracia Irien A Tom Y Matan A Denna, A Las 6 Semanas Tom Ya Se Encuentra Recuperado TotalMente Pero muy Destrozado Por La Muerte De Su Enamorada, Y Todo este Sufrimiento Se lo ayuda A Superar Su Mejor Amiga Y ya Despues de un Tiempo En Que Tom Recuerda Como era Denna tiene En La Mente Suicidarse Y Cuando Esta Apunto De hacerlo Llega Una Persona Inesperada Que Le Dice Que No lo haga Que Ella Siempre estuvo Enamorada De El Y Trata De Llevar Una Relacion Con Ella pero Siempre Teniendo a Su Gran Amor Plasmado En Su Corazon, Recordandola Por Siempre...


Esta magnifica historia ya ha publicado su primer capitulo!! Para que no se pierdan este maravilloso libro desde el inicio!! Su primer capitulo titulado: El primer encuentro... Un nombre muy interesante para un capitulo muy interesante...

Nos leeremos pronto... Salu2

Noticias

Hola Chicos y chicas...

Bueno los que están afiliados a la pagina de facebook de la saga ya sabrán que sigo escribiendo los capítulos. Estuve platicando con mi madre y llegamos al acuerdo de que podría estar en el computador por cortos lapsos de tiempo, los cuales estoy implementando en escribir los capitulo y estudiar. Así que chicos pronto tendremos capitulo nuevo.

Por ahora quiero decirles que la saga tiene una nueva pagina: http://lacazadoradealmas.tk/ en ella podrán encontrar los personajes de libro (próximamente), podrán encontrar adelantos y podrán enterarse de mis próximos proyectos.

Entonces si quieren noticias o adelantos de los capítulos simplemente entren a la pagina.

Besos y feliz semana. Espero que la pasen muy bien y que las conspiraciones del mundo estén a su favor.

Informacion

Hola chicos ¿Como están?
Bueno este anuncio no tiene otra intención que informarles que de momento no podre publicar más capítulos. El motivo es que el primer semestre ya ha terminado y digamos que no me ha ido muy bien, por ende debo retomar seriamente los estudios. Aparte mi madre es muy inflexible y me ha dicho que hasta que no mejore totalmente mis notas no me permitirá utilizar ningún aparato electrónico y aun estoy bajo su tutoría.

Así que, lastimosamente no volveré a publicar capítulos hasta noviembre o diciembre. De verdad lo siento mucho. No hay persona que le duela mas esto a que a mi. Pero bueno, estoy retomando mis viejas andanzas, escribiendo a lápiz y papel, pero no estoy escribiendo los capítulos sino una nueva historia, que la verdad si Dios me lo permite y no les aburre la subiré cuando mi sanción se levante, pero no se preocupen no es otro libro ni nada, es solo una historia donde la magia estará muy presente. Por el momento no los podre dejar con nada más, porque desde inicio de vacaciones me castigaron.

Espero que no dejen de soñar, leer y escribir; porque de verdad estas son de las únicas cosas GRATIS de la vida que en realidad valen la pena.

Los dejo con un enorme beso y un fuerte abrazo.

Capitulo 6: Espectros Del Pasado


-Frederick… quie…Ello…-Dije tartamudeando, el miedo no permitía que mis palabras fueran completas y entendibles. Estaba temblando de pies a cabeza. No tenía miedo por quienes eran, tenía miedo por lo que estaban buscando. Era ya tarde en la noche y rara vez veías a alguien caminar por ahí a estas horas.


-Por favor, siéntate y cálmate. Apagare la luz, no te verán. No hagas ruido, cierra los ojos y respira lo más calmadamente que puedas, escuchan hasta la respiración más simple- Dijo mientras me llevaba a una silla, luego me sentó y apago la luz, rápidamente salió de la cocina. De ahí no vi más, solo escuchaba lo que hablaban.


-Frederick, que sorpresa volverte a ver-


-La sorpresa es mía señores, ¿Buscan algo?-


-No te hagas el que no sabe, buscamos lo mismo que tú, solo que por motivos diferentes-


-No se engañen, no busco lo mismo que ustedes y tu James, muy bien lo sabes ¿O no?


-Sí, te equivocas, nosotros buscamos a la joven y no creo que hayas vuelto de Patras solo por visitar a la familia, o ¿te recuerdo que no tienes familia?-



-Mira James, no busco problemas, viene a buscar a la chica porque es mi sobrina, por nada más. Pero sabes algo que tenemos en común, vinimos y no la encontramos. Melissa no se encuentra, posiblemente este con su amiga Roselyn. Y por favor dile a tu jefe, que deje de mandar a Ryan para robarle a la pobre joven, que si quiere que lo haga uno de ustedes ¿No que son unos profesionales? Demuéstrenlo-


-¿Quieres que te lo demostremos?-


-Querido amigo, vuelves a dar un paso hacia adelante y te arranco las entrañas-


-Relájate Fred, solo buscamos a la chica, si no está nos vamos, pero ten por seguro que si nos estas mintiendo, lo sabremos y tú sabes cómo nos ponemos cuando nos mienten-


-James, tu disciernes tan bien como yo, que tus amenazan no surgen ningún efecto en mí. Así que te recomiendo, te vayas junto con tus acompañantes y dejen a la joven en paz. Y por favor dile a Müller que se aleje.-


-¿Quién te crees imbécil?


-Ryan, no te había visto, ¿Cómo has estado? Supongo que mal, al ver que Mel ya sabe controlar uno de sus poderes y que tú aun no puedes  ni robarle un brazal.


-Ryan, cálmate hijo, mejor vámonos y dejemos que Melissa salga por cuenta propia, porque al fin y al cabo tiene que salir-


-Buena decisión, tienes un sabio padre Ryan, por favor no le siguas sus pasos- La puerta se cerró, la amenaza había acabado, aun permanecía quieta en aquella silla sin respirar ni mover un solo musculo. –Nena, ¿Estas bien?- Dije Fred, corriendo hacia donde estaba yo, morada por aguantar tanto tiempo la respiración.


-Sí, estoy bien, pero no entiendo muy bien ¿Conoces a Ryan y a Max?¿Quiénes eran ellos?¿Soy tu sobrina?¿Conoces a Roselyn?¿Quién era el tal James?¿Ryan tiene poderes?- Hable lo más rápido que podía, la adrenalina se había apoderado de mi cuerpo, y lo único que deseaba en el momento era correr por todas partes.


-Nena relájate- Dijo riéndose al ver que estaba un poco exaltada –Si los conozco, trabajan para un vadászok. Ellos eran el clan pemburu, vadaszoks que fueron rechazados por su gente, por motivos como: amar, ayudar, y todas esas cosas buenas de la vida. No eres mi sobrina, pero la intención es que ellos piensen que sí. Como te había dicho, existe un libro y por decirlo así cada persona tiene su capítulo hay, así que sí, conozco a tu nueva compañera Roselyn. Creo que ya te explique un poco sobre quien es James, es el líder de los pemburu, su único interés es regresar a los vadaszok, por eso tiene un gran odio por todos. Y si, Ryan es un cazador, pero aun no a desarrollado sus poderes- Dijo Fred, con una gran capacidad de memoria para responder a todas mis preguntas en orden.


-Pero, ¿Por qué expulsaron a James? ¿No que siente un gran odio?-Dije tratando de entender un poco algo sobre los pemburu.


-Fue rechazado por amar. Mira, él era un muy buen vadaszok, uno de los mejores. Era despiadado, cuando tenía ganas, asesinaba a cualquiera que se le cruzara en el camino, le robaba, lo marcaba y se iba tranquilamente. Pero un día, con su sed acecina, descubrió a una chica, era una venatrix. La joven tenía una rutina diaria y el la aprendió y la siguió de memoria. Un día ella lo descubrió,  y bueno acortando un poco la historia, él se enamoró de ella y tuvieron a Ryan, ella murió y el sufrió por aquella perdida. Los vadaszok tienen reglas, si no las cumples te vas y el incumplió una muy importante: amar. Luego de  eso, se volvió más despiadado que nunca, su don es la velocidad, y no sabes lo peligroso que puede ser. –Esa sería una triste historia sino fuera la de un asesino mutante.


-Que horrible. Fred y si uno de los venatores incumple una regla ¿Para que bando se va?- Reitero: interesante historia pero con muchos huecos que llenar.


-Mel, eso es lo que menos importa ahora. Lo verdaderamente primordial ahora es que aprendas a defenderte de gente como ellos.- Dijo mientras corría una de las sillas y se sentaba. -¿Tienes sueño?-


-Ni un poco, tengo demasiada adrenalina- Eran ya la 1:00 am y no era muy común estar despiertos a esa hora, pero qué más da, en estos momentos dormir no era necesario, vivir si lo era.


-Bueno, entonces empecemos de una vez. Vamos con lo más fácil: tu brazalete. ¿Quieres que hablemos aquí, donde los pemburu pueden vernos y fácilmente descubrir que he dicho mentiras y entrar a la fuerza por ti, o prefieres ir a la sala de estar de arriba, donde difícilmente nos ven, a menos de que su deseo de encontrarte sea tal que traigan una escalera desde sus casas, que no se encuentran muy cerca?- Desde ese razonamiento prefería la sala de estar, pero la verdad me sentía muy cómoda.


-Pues si lo pones de esa manera, subamos- Le dije mientras me paraba y me acercaba a la puerta. Las ganas de ir al baño se me habían quitado.
        
   
-Sabia decisión- dijo mientras mostraba una cautivadora sonrisa y me guiñaba el ojo. Lentamente subimos hacia el segundo piso. Estaba calmada, la luz era poca, pero suficiente para ver que el color de mi brazal  era plateado. Siempre me había preguntado que significaban esos colores, pero estaba segura que ahora lo descubriría. Tan rápido como llegamos a la sala, nos sentamos uno, enfrente del otro. –Bueno, querida aprendiz, empezaremos explicando tu brazal. Es un hermoso brazalete, que tiene finas marcas, tiene inscripciones que solo se leen si se pone al fuego. Los colores base de tu brazalete son: oro, plata y bronce. Cada uno significa algo. El bronce significa que tu alma está mal, es decir que siente odio, ira, frustración, tristeza, resentimiento. El color plata significa que estas neutra, no están ni feliz ni triste, tu alma se encuentra, sobria. Cuando esta de color oro, pues supongo que lo deduces tu sola, está feliz, alegre, contento, inigualable. Estos colores son primordiales a la hora de cazar, mañana veras porque. Bueno ahora, los colores de las gemas, bueno sus 2 colores son rojo y verde. Cuando le robas el alma a alguien estas joyas cambian al color de su alma: si esta roja es porque es de naturaleza mala y si esta verde es de naturaleza buena. Tu puedes cambiar sus naturalezas, cuando les robas el alma, tu estado de ánimo cambia el de ellos –Era algo un poco confuso, yo era capaz de cambiar y retocar el alma de los demás, pero ¿A qué costo? – Bueno creo que eso es lo más básico sobre tu brazalete, ahora te explicare las reglas principales de los Venatores. Son 3, básicas y muy fáciles de aprender- El frio era exorbitante en aquel lugar. Empecé a frotar mis manos tratando de producir un poco de calor. Tenía las manos secas y carrasposas, mas sin embargo poco me importaba. El aire tenía el sutil olor a pintura fresca,  eso me recordaba cuando remodelaron la casa y mi madre y yo salimos de compras para olvidarnos de aquel olor. Me gire hacia la ventana, estaba de espaladas a mí. Era una hermosa ventana blanca, su marco tenía figuras en espiral. Pero lo más hermoso de aquella ventana era la imagen que retenía, un cielo totalmente azul, sin nubes a su alrededor, miles de estrellas y una grande y agraciada luna en su punto máximo. Su hermoso color azul me hacía querer volver a aquellos tiempos donde mi hermano Lucas, mi madre y yo acampábamos mientras mi padre y Andrés veían la televisión. Una tos por parte de Frederick me hace volver a la realidad, a la cruda realidad –Como te iba diciendo la tercer regla es… -¿Tercera? ¿Estaba quizás tan metida en aquel cuento de recuerdos que había olvidado escuchar a aquella persona que estaba dándome reglas para poder vivir? Estaba distraída y eso no era un secreto, el mundo volvía a la gran depresión. Ni la compañía que ahora tenía, ni mis amigos, ni el tener poderes, aliviaría ese gran vacío que habían dejado en mí.


-Fred, siento mucho no haberte escuchado, ¿Querrías repetirme por favor las otras 2 reglas?- Dije con en un suave tono, no quería demostrar mi tristeza pero si demostrar que estaba arrepentida por no haberlo escuchado.


-Tranquila Melissa- Dijo entre risas; su actitud cordial y de perdón era justo lo que me hacía sentir en paz –No te las he dicho, era solo para que volvieras conmigo, a la realidad. Se Mel, por todo lo que estás pasando y lo duro que es perder a alguien que amas-


        -No tienes idea de lo horrible que es perder a las personas que amas, tú no sabes nada, no entiendes mi sufrimiento, pero tampoco eres nadie para entenderlo- Le dije toscamente, estaba enfadada por aquella compresión que él me ofrecía, él no entendía bien mi sufrimiento, tenía que vivirlo para poder saberlo.  Sabía que no había sido la forma correcta de hablar, pero no me importaba,  a lo largo de la vida había entendido que no debía sentir culpa por nada que hiriera, porque eso solo traería penas y desilusiones a mi vida.


            -Melissa, te recomiendo que no discutas de la vida de los demás, tu poco sabes de ella. En este caso tienes carencia de mi vida y de todo por lo que he pasado. Mi sugerencia seria que…- Se acomodó el cabello con la mano derecha tirándoselo sugestivamente. Él tenía razón, no sabía nada de su vida, pero el tampoco de la mía –Magnifico, se me ha ocurrido una ingeniosa idea para que cultives tu poder de leer las almas –Ya sabía cuál  era la increíble idea que se le había ocurrido. Quería que le leyera el alma, no solo para aprender de mis poderes, sino para leer su vida y así poder tener bases para mis críticas y mis enojos. –Por tu mirada, creo que ya entiendes de lo que va a tratar el siguiente ejercicio. Pero la inseguridad de tus gestos me demuestra que piensas que es peligroso –Supongo que me deje llevar por la situación y empecé a temblar y a transpirar. –Tranquila que yo sería incapaz de permitir que algo vil o cruel te sucediera. Lo único que ocurrirá es que tu desde un punto un poco alejado de mí, leerás mi mente –La seguridad que Frederick me proporcionaba era un gran sentimiento de paz en mi interior. Lo único inquietante de aquella situación era la tranquilidad de Frederick ante esa petición.


            -Pero Fred, a duras penas se leer el alma tocando la frente, ¿Cómo crees que voy a ser capaz de leerla sin que mi palma tenga un contacto con su mente?- Era inquietante, quizá Frederick estaba retándome, porque si él sabía que no sabía controlar bien mis poderes, ¿Cómo lo haría a distancia?


            -No te reto, simplemente quiero demostrarte mi teoría más actual: el poder terrenal más grande que existe es la mente. Si tú lo piensas, lo deseas y por supuesto tienes el don, puedes lograr lo que quieras –No había duda de que sin tocar a una persona se podía leer la mente, Fred ya lo había demostrado.


            -Está bien; entonces quieres que te lea el alma, desde acá, sin tocarte. Perfecto, será muy sencillo –Poco entendía del tema, debía concentrarme, desearlo y pensarlo. Pero no sabía si sería capaz.


            -Tu eres capaz, Mel, hazlo, piensa, desea –Eso intentaba, lo deseaba con todo mi corazón, mi mente era en lo único que se centraba. “Vamos, eres capaz, lo vas a lograr, quieres leerle el alma, deseas leerle el alma, vas a leerle el alma”  Era en lo único que pensaba, era difícil lograrlo –Melissa, vamos, hazlo, no te cierres, abre tu mente, ponla en blanco y piensa que eres capaz, por favor, te lo ruego, hazlo-

           
-Eso intento pero no puedo, trato de abrirla, pienso que soy capaz pero no lo logro, no lo logro- Las lágrimas empezaban a fluir por mi rostro. Estaba triste, me sentía una inútil. Me frote fuertemente la cara, estaba desilusionada.


-Por favor Mel, hazlo, yo sé que tú eres capaz, tu madre sabía que eras capaz. Hazlo por ella, hazlo por Lucas y por Leonor – “Soy capaz, lo hare, lo hare, soy capaz, lo deseo, lo quiero, lo pienso, lo haré”   Cada vez que lo intentaba no era capaz, pero lo único que deseaba era poder descubrir aquella historia, aquel pasado, por el cual él me reclamaba no saber nada. –Fred, no me dejes por favor, ayúdame, no quise hacerlo, estaba tratando de descubrir porque tanto misterio, pero por favor, ayúdame, que no me hagan daño, ¿Fred?, ayúdame por favor, no me dejes, FREDERICK, te amo, ¿Por qué me haces esto?, no fue mi intensión te lo suplico, déjenme por favor, ¡Suéltenme!, no me toquen, Frederick aléjalos de mí, no permitas que me toquen, auxilio, por favor no, ¡FREDERICK!  ¡ESTOY EMBARAZADA!– Aquella última palabra fue un eco en mi mente. Era una voz femenina, estaba llorando, gritando y por su tono, estaba temblando. ¿Le había leído la mente a Fred? Pero de ser así ¿Por qué solo esta horrible escena zumbo por mi oído?


-  Frederick, ¿Quién era la chica? ¿Por qué te suplicaba que la salvaras? ¿Por qué no la ayudaste? Por favor explícame que fue lo que ocurrió ese día y por qué no pude leer nada mas – Estaba algo confundida, pero la cara de Frederick demostraba que él lo estaba más. Sus ojos exorbitados, su cara pálida, su respiración agitada, todo demostraba que había sido capaz de leer su mente y que lo más importante: había dado en el momento de su vida correcto.


-Vez, te lo dije, fuiste capaz –Respiro profundo, se secó las lágrimas que despiadadamente caían de sus ojos y nuevamente respiro –Aquella chica era mi esposa -¿Esposa?, Estaba atónita, nunca había sabido que Frederick tenia esposa, y mucho menos por la edad que aparentaba y más porque vivía con nosotros desde hacía 10 o 15 años. –No te espantes. Era mi esposa, pero nunca le había dicho que era un cazador, nunca me hubiera aceptado. Una noche de luna llena, todos los cazadores se reunieron armónicamente a cazar a las afueras de la ciudad de Patras en Grecia, como era común hacer en verano. Ese día habían más de un clan allí, a todos nos encantaba como la luna ocultaba nuestros cuerpos, y como los desvelaba cuando quería. Aquella noche cuando empezamos a cazar, no creas que personas, cazábamos animales, era no solo una distracción  sino una gran excusa para estar todos en paz. De un momento a otro Margaret apareció de la nada, asustada y con frio; los demás venatores no le prestaron atención y se fueron, mas sin embargo me quede allí para auxiliarla y llevarla a casa, ella lo único que me decía: “¿Quién diablos eres?”, la verdad sabía que desde aquel momento en que ella apareció mi vida cambiaria, pero nunca imagine lo que vendría después. Uno de los pemburu que hay se encontraba se percató de mi presencia allí y también observo la reacción de Margaret al ver los cazadores, era común en la gente normal, y él se dio cuenta de eso y llamo a los de su clan, eran muchos, mas sin embargo trate de dar la pelea. Me golpearon, me empujaron, me apuñalaron, pero seguía dando la batalla, lastimosamente no fui capaz con tantos pemburus y en un momento de lucidez uno de ellos me dejo inconsciente, de ahí solo recuerdo que tu madre me rescato y me salvo, desde entonces vivo con ustedes, como muestra de gratitud hacia tu madre. Esa es la historia más impactante de mi vida como cazador. Aquello que escuchaste fue lo último que yo escuche mientras luchaba contra James y sus chicos antes de que el con sus propias manos me enterrara un cuchillo en un lugar estratégico de mi cuerpo, gracias a eso perdí la conciencia y no solo eso, también a mi esposa y… mi hijo-


 -¿Mi madre que hacia allí?- La verdad ya había tardado en comprender que de algún lado de la familia tenía que haber sacado mis poderes. Pero ¿Mi madre? Siempre la vi como un ejemplo de persona: optimista, cuidadosa, inteligente, hermosa, enérgica y por sobretodo compasiva. Nunca me la imaginaria en un campo de batalla asesinando a cuanto Vadászok se le atravesase.


-Estoy de acuerdo contigo- mi cara hizo un gesto de: “¿De qué me hablas?”- Perdóname, supongo que me tomara tiempo en acostumbrarme. Los cazadores por lo general no hablamos con los labios sino con el alma. Costumbre –Sabia que en algún momento de la vida me serviría mucho no hablar con los labios con mis amigos, pero hasta ahora ninguno de ellos era un cazador. –Bueno como te decía, estoy de acuerdo contigo, te demoraste en comprender, tu madre es una cazadora –No me sorprendía, ya había entendido que la vida de ahora en adelante me traería muchas sorpresas. –También concuerdo contigo en que yo tampoco me la imaginaba así, o bueno me la imagino así. Tu madre es una gran cazadora, pero es única, su especialidad no es matar, es curar, como lo hizo conmigo. Sigue con la imagen que tienes de ella, creo con mi experiencia y mi cercanía a ella, que nunca mato a nadie. –Mi madre, duros recuerdos me trae hablar de ella. Las lágrimas no era lo que demostraba mi dolor, lo que lo demostraba era mi brazalete, que repentinamente cambio su color. –No te pongas triste. Sabes, nosotros los cazadores cuando perdemos a alguien querido, no lo vemos como una vida menos en el mundo, lo vemos como una vida más en el cielo. Y aunque tarde, algún día nosotros estaremos con ellas. – Era un hermoso punto de vista con respecto a la muerte, pero más sin embargo eso no me devolvería a mi madre ni a mis hermanos… mis hermanos.


            -Frederick, ¿Mis hermanos también tenían poderes? Pues quizá, si mi madre los tenia ellos también – Ahora, descubriría un gran pasado sobre mi familia. Tenía razón cuando dije que la noche no había acabado y que tenía muchas sorpresas más por mostrar.


            -¿Tus hermanos?- Dijo riéndose –Tus hermanos no tendrían las agallas de poder hacer esto. No digo que sean  unos gallinas, pero Mel por favor tampoco son unos fornidos-


            -¿Pero yo no soy una perfecta muestra de que los débiles y flacos pueden lograr ser unos cazadores?- Bueno, nunca me había considerado una debilucha, pero lo era, tampoco me describiría como flaca, pero realmente lo era.


            -Mel, todo pasa por una razón. Yo no soy Dios, para saber por qué tú saliste con poderes y tus hermanos no, lo único que sé, es que tú no estarías aquí si Andrés hubiera tenido poderes ¿No crees? –Tenía razón, Andrés me hubiera destrozado en un instante si hubiera tenido la oportunidad. No era del tipo de “hermano” que dialoga para solucionar los problemas. Era más bien del tipo de persona que era Lucas antes de que accidentalmente cambiara su alma.


            -Fred, ¿Quién soy yo?- Sonaba estúpida preguntando eso, pero era cierto, no sabía quién era.


            -¿Quién eres? Bueno supongo que Melissa Aragón ¿No te parece?- Nos reímos. Ni siquiera yo me entendía.


                        -Fred, hablo enserio. Mira, es que tú mismo me dijiste que no se me dieron todos los poderes por nada, pero ¿quién soy yo para tenerlos todos?- Era una duda que me había tenido un poco intrigada desde un rato atrás, aunque ya la había olvidado.


                        -Sabes Mel, tu madre es una persona muy astuta y se ha estado preparando para su muerte todo este tiempo –Preparando para su muerte. Eso sonaba un poco deprimente. Pero si ella se hubiera estado preparando para morir ¿Por qué no me lo dijo? Así, yo sabría a lo que me enfrentaría sola –No te lo dijo porque no te creía preparada- Ya me estaba empezando a fastidiar que se metiera en mi mente todo el tiempo –Perdóname, ya mismo lo dejo de hacer. Mira ella te dejo una carta, donde te explica varias cosas importantes, no te lo explica muy claro pero… -Al terminar de decir esto, bajo al primer piso corriendo. Supongo que la carta estaba en las maletas había dejado. Mientras el buscaba eso, yo me acerque a la ventana. Era una hermosa noche; aquella luna de esa noche era hermosa y deslumbrante, blanca como nunca la había visto, pero había una anomalía que me hacía preocupar, un enorme arco rojo alrededor de ella. Nunca lo había visto, mi madre me contaba que en época de guerra aparecían señales en el cielo como aquel arco, pero en este tiempo no había ninguna batalla, o por lo menos eso creía. –Este, es el sobre que tu madre me entrego un día antes de que muriera, o bueno, que la mataran- Dijo mientras se acercaba a mí con un sobre antiguo, estaba arrugado y sucio –Perdona la mala presentación, he debido tener más cuidado con el-


            -Es increíble. Y Fred, no soy persona de amenazas pero sigues leyendo mi mente y no respondo, mis pensamientos son míos y no te deberías entrometer- No fui ni ruda ni tosca, simplemente fui sincera.


            -Bueno, tratare de no hacerlo y toma, es tuya- Decía mientras me entregaba la no perfecta carta –Léela, estoy seguro de que te gustara- Poco a poco observe la carta:


                                              Querida Hija:
Esta carta no tiene otro sentido que darte a conocer una verdad que nunca te explique. Supongo que mi sucesor para ser tú tutor ya te habrá explicado esto para cuando te entregue esta carta, pero quiero decirte algo que solo unas pocas personas sabemos: a quien te enfrentas. No creerás que porque los Vadászok son un clan romano independiente a nosotros, significa que sean más débiles, por el contrario, todos estos años se han estado fortaleciendo cada vez más y no sabes lo rudos que pueden llegar a ser contigo.
Sé que mi partida te dará muy fuerte, pero entiende que si te lo hubiera dicho, me hubieras hecho muchas preguntas, preguntas que en ese momento no te hubiera podido responder. Eres una joven y sé que aun tienes muy difusas tus ideas sobre la vida, pero hacer sufrir a tus enemigos no es la manera correcta de despejar tu camino hacia la felicidad. Tú debes saber que eres una Venatrix, naciste así y espero que siguas siéndolo al igual que yo. Por lo pronto te diré, que mi muerte no tendrá otro motivo que, prevenirte a ti. Para advertirte que ellos son poderosos y que harán lo que sea por acabar con nosotros. No son los típicos villanos de película que quieren destruir el mundo. Estos son los típicos chicos malos que quieren acabar con los otros chicos malos. No creas que nosotros seamos “chicos malos”, no, pero es cierto que tampoco somos los buenos, de eso te darás cuenta en un futuro.
                No tengo mucho más que decirte, pero te pido que le digas a tu entrenador, que te capacite en tres poderes: el de leer las almas, el de robar las almas y el de la visión. No te aseguro de que sea tu mejor poder, pero sé que vas a ser muy buena en él.
                Melissa, siempre recuerda que aunque me vaya estaré hay cuando me necesites, en tu corazón, en tu mente y en tu alma. Te amo mi pequeña cazadora.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         Con amor Leonor.

Aquella carta fue una de las más tristes que había leído en mi vida.  No por su contenido, sino porque la persona que me la hizo ya se había ido y no estaría hay para agradecerle por aquel detalle.


            -¿Quieres descansar o, prefieres que te sigua enseñando a dominar el poder de leer almas- Mientras Frederick decía esto, mi cara se volvía lentamente en un gran lago. Estaba llorando indiscriminadamente y aparte, estaba mojando la carta que mi madre me dejo antes de su partida,


            -Prefiero descansar, ha sido un día lleno de emociones intensas y lo mejor sería ir a dormir- Era cierto, aunque no fue el peor, este fue un día muy extraño para mí y la verdad quisiera cambiar desde el momento en que salude a Aarón, hasta el momento en el que Ryan, su padre y los demás pemburu, tocaron a la puerta. No desearía cambiar ni el saber de mis poderes, ni la carta recibida. Esos habían sido los mejores momentos de mi día. 

            -Hare lo mismo. Ve a tu cuarto y yo regresare a mi antigua habitación- La habitación de Frederick había estado intacta desde que se había ido, ni siquiera las mucamas entraban a limpiarla como lo hacían con el resto de las habitaciones.

            -Por favor no te vayas- Dije mientras me secaba las lágrimas. Me sentía una pequeña niña indefensa. No tenía a nadie, solo a Fred, él era mi única familia ahora.

            -Pero no me iré, estaré dos habitaciones junto a la tuya- No era cierto, su habitación quedaba en aquel mismo piso donde estábamos y la mía quedaba un piso más arriba.

           
            -Fred, por favor, quédate conmigo. Tengo miedo, eres mi única familia y no quiero perderte como a los otros-


            -Pero Mel, primero, no me perderás y segundo tu padre todavía está vivo- Era cierto, pero no lo recordaba. Dicen que cuando uno tiene escenas muy dolorosas las olvida fácilmente, me pasaba algo parecido, mas sin embargo ese pasado seguía detrás de mí como el crimen incompleto, la palabra nunca dicha, como el perdón nunca aceptado.

            -Es cierto, pero te aseguro, que muy pronto no lo estará- El rencor y el odio se empezaron a apoderar de mi nuevamente. Tan solo pensar en aquellos golpes que recibía por parte de él, me hacía nacer un sentimiento de odio, rencor.


            -Melissa, no me gusta que digas esas cosas, piensa en tu madre, a ella no le gustaría que dijeras eso ¿O sí?- Era verdad, a ella no le gustaría. Pero no me importaba, mi padre nos hizo sufrir mucho a las dos, y no era justo que ella estuviera bajo tierra y el aun recorriendo el mundo felizmente. No era justo.

            -No quiero hablar de eso, por lo pronto me gustaría ir a dormir. Pero ¿Fred, me prometes algo?- Le dije mientras me paraba, lo tomaba del brazo y lo dirigía a las escaleras.
           

            -Claro, lo que tú quieras- Era comprensivo que aceptara sin haberle dicho de que se trataba. La verdad lo entendía, quería lo mejor para mí.


            -¿Me llevarías mañana al cementerio antes de irnos a cazar? Quiero agradecerle a mi madre por la carta- La gente acostumbraba ir al cementerio a despedirse de sus seres queridos, pero yo no quería hacerlo. Quería quedarme allí para contarle todo lo que me había pasado.


            -Si eso te pone feliz, lo hare. Pero entonces debes ir a dormir. No queremos desvelarnos- Tenía razón, debíamos dormir.
Me despedí de él, estaba segura de que no aceptaría ir a dormir a la habitación de mis padres que quedaba justo al lado de la mía. Pero más sin embargo tenía la plena seguridad de que no se iría, mucho menos estando los otros clanes detrás de nosotros para matarnos. Debíamos cuidarnos las espaldas.


            -Que descanses Mel, duerme bien- Me dijo sobando mi cabello, luego me abrazo y desapareció entre las penumbras. Estaba nuevamente sola en el corredor. Camine lentamente hacia las escaleras que estaban justo a unos 10 pasos de donde estaba. Cuando llegue, subí lentamente, no pensaba en nada solo en llegar a dormir. Estaba emocionada y no sabía porque, estaba deprimida y tenía motivos, estaba rencorosa y nadie lo podía cambiar.


            -Vamos Mel, duerme tranquila, estas próxima a volver a ver a tu mamá, ¿No estas feliz?- Me decía a mí misma tratando de darme ánimos, pero no me los daba.
Al llegar a mi habitación, tire todas las almohadas y peliches al suelo con una gran velocidad. No me importaba si había despertado otro de mis dones. Lo único que me importaba era que debía dormir en paz, tratando de olvidarme de todo y de todos. Me acosté tal cual estaba, despelucada, con la ropa del colegio y con las lágrimas secas en la cara. Lo último que vi antes de quedarme profundamente dormida, fue ver a la luna, siendo devorada por un millón de estrellas.

***
            -Vamos Mel, es hora de despertarse- Escuche la voz de Frederick junto a mí. Lentamente abrí los ojos. El sol entraba con gran poder a la habitación y la iluminaba toda. Frederick estaba ahí, arrodillado junto a mí.


            -¿Qué hora es?- Dije luego de un bostezo. Tenía mucho sueño y no era para menos, me había acostado a la 1:30 am, cosa que no era muy común en mí.


            -Son las 7 en punto. Debes organizarte para ir al cementerio, luego iremos a cazar. Sera un maravilloso día, te lo aseguro- Esas palabras me animaban, sabía que Frederick había planeado todo un día lleno de emoción.
           

            -Está bien y ¿Cómo dormiste?- Le dije mientras me levantaba de la cama y me peinaba un poco el cabello.


            -Muy bien, creo que tienes sueños bastante interesantes- ¿Sueños interesantes? No tenía ni idea de lo que me hablaba, pero quería descubrirlo, quería poder hacer lo mismo que él, leerle la mente sin permiso y sin pensar en las consecuencias.


            -Fred, me quieres decir por favor, una manera sencilla de leerte la mente- Sonaba un poco extraño decir eso, pero no importaba. Quería saber la manera más fácil de hacerlo. No porque fuera una perezosa sino porque era difícil leer la mente de la manera que él me había enseñado.


            -¿Una manera más sencilla?- Dijo mientras se rascaba la cabeza –Pues hay 2: la primera seria con tu mano, o si no pues de la manera que sabes, desde lejos, como lo hiciste ayer, solo que la diferencia de leer el alma desde lejos a leerla con tu mano, es que con tu mano lees su vida entera, con tu mente solo lees lo que quieres leer, es decir, si tu esperas leer cuantos años tiene o algo parecido, eso harás, no leerás nada mas – Ya entendía por qué ayer solo había escuchado aquella historia trágica, porque era lo único que quería, saber de eso.


            -Está bien, entonces sí quiero saber lo que estás pensando, solo tengo que, pensar en querer saber tus pensamientos, será sencillo- “Quiero saber en qué piensa Frederick, quiero saberlo, deseo saberlo, lo debo saber” La verdad no sabía que más pensar.


            -Con esa técnica no creo que sea capaz de leerme la mente. Bueno habrá que dejarla, no hay manera de decirle que simplemente debe concentrarse y ya, que no es tan difícil si quiere. Pero no puedo decírselo, se exaltara y no quiero que lo haga- ¡Ja! Lo había logrado. Tanto que creía que no podía, pude. Era un gran logro.


            -¡Oye! Yo no me exalto tan fácilmente, además esa técnica me funciono perfectamente querido señor- Me sentía poderosa, vigorosa, feliz. Había podido lograr algo que era difícil.


            -Muy graciosa, ahora que puedes, supongo que ya tengo derecho de meterme en tu mente como tú puedes en la mía ¿O no?- No me gustaba mucho la idea, no me gusta que me lean los pensamientos, pero me gusta leérselos a los demás.


            -Me voy a organizar para que salgamos al cementerio. ¿Te quieres salir de mi habitación?- No le había respondido su propuesta anterior. Suponía que ya la sabía.


            -Bueno, organízate y quítate esos trapos, te espero para desayunar en 10 minutos, ¡Puntual!- Frederick salió de la habitación. Empecé a organizar la habitación, no estaba muy desordenada pero debía dejarla perfecta, Frederick era una persona muy exigente y debía dejar todo impecable.


Al terminar, me dirigí al baño, una ducha fría era lo que necesitaba para iniciar bien el día. Me quite la ropa y entre, abrí la llave y me sumergí en el agua. Era un desperdicio botar tanta agua pero me hacía sentir viva.


            -¡Melissa! Sal del baño que vas a acabar el agua- Le escuche decir a Frederick, que al parecer estaba cerca de la habitación.


            -Señorita Melissa, ¿desea que le traiga toallas, ropa limpia o que organice bien su habitación?- Ya habían llegado las mucamas. Eran tan amables y sociables. Siempre estaban ahí aun cuando uno no las necesitaba como en estos momentos.


            -Muchas gracias Irma, no necesito nada- Le decía mientras cerraba la llave por órdenes de Fred y salía del baño con mi bata.


            -Está bien señorita Melissa, la dejo tranquila- Siempre había querido saber por qué mujeres tan capaces y jóvenes no trabajaban en algo mas que en esto. –Esta jovencita me va a sacar canas antes de tiempo, es una malcriada, espero algún día largarme de este palacio- La verdad esto cambiaba un poco mi forma de verlas, ahora podía ver lo que pensaban de mí y poder así saber que tan hipócritas eran.


            -Bueno Irma, adiós- Le dije mientras cerraba la puerta a sus espaldas. Empecé a organizarme, me puse un pantalón ancho gris, una blusa de cargaderas blanca y unos zapatos sencillos. Deportiva y cómoda, eso era lo que importaba. Me peine y salí. – ¡Ya estoy lista Fred!- Le grite mientras bajaba las escaleras casi que al trote.


            -Perfecto, te hice un suculento desayuno: huevos revueltos, tocino, tostada, champiñones y jugo de naranja. Espero que te guste, fue todo lo que pude hacer con tan poco tiempo y tan poca comida.- Era cierto, aunque yo vivía sola, la comida que gastaba era mucha.


            -Así está bien, mucha gracias, es un lindo gesto- Mi madre siempre me preparaba desayunos parecidos, pero desde que mis hermanos murieron no me los había vuelto a hacer. Siempre me preparaba unas tostadas y agua.


       -Bueno te menciono nuestro plan: vamos al cementerio, luego iremos a un bosque cerca de aquí, donde te enseñare a cazar. Luego de eso vendremos a almorzar y listo, ¿Te gusta?- No estaba mal el plan, lo que me ponía a dudar, era si tendríamos tiempo de hacer todo eso.

           
            -Sí, supongo que está bien- Dije mientras me terminaba de comer el ultimo trozo de tostada que quedaba en el plato. –Ya termine ¿Nos vamos?- Estaba apurada, quería llegar lo más rápido posible al cementerio.


            -Está bien, señorita apuros, ¿En cuál cementerio esta tu madre?-


           -Está en el cementerio de la iglesia de saint peter mancroft- Me lo sabía de memoria, había aprendido todo desde que mi madre y mis hermanos murieron: donde están enterrados, cuando murieron, donde murieron, quien según las investigaciones habían sido los asesinos.
            

            -Muy bien, vamos- Dijo mientras tomaba los platos y los dejaba en el fregadero. Luego se dispuso a tomar su maleta y se dirigió a la puerta. Yo por lo pronto me seque la boca con una de las servilletas y me dirigí con él. –Toma tu maleta también, necesitaras tu arco si quieres aprender a usarlo- Lo había olvidado, fui a la cocina donde lo vi por última vez, lo tome y corrí con Frederick.


            -Hola Frederick, ¿No que Melissa no estaba en casa?- Dijo un tipo de aspecto fornido. Tenía cara de pocos amigos, cabello castaño claro, nariz pronunciada, y una mirada que reflejaba odio.

                       
            -James ¿Dormiste fuera de casa?- Dijo Fred con una mirada penetrante. El señor enfrente de mí no era otro que James, el sádico James.


            -Frederick no conoces hasta donde puedo llegar- Mientras decía esto, se acercaba cada vez más a mí. De un momento a otro, aparecieron otros señores detrás de él, tomaron a Fred por el cuello, amenazándolo con un cuchillo. –Amiguita, si quieres a tu querido tío vivo, deberás entregarnos tu brazal ¡Ahora!-